
Bienvenidas y bienvenidos de nuevo a mi blog. En el artículo de hoy os voy a hablar del vínculo entre nosotros y los perros. Empezaré por definir vínculo como concepto para que os resulte fácil comprender cuál es su significado. El vínculo se define como la relación que se establece entre el perro y nosotros, siendo un aspecto importantísimo ya que gracias a él, la comunicación, convivencia, entendimiento de las emociones son más fáciles de establecer y entender.
Ahora bien, ¿el vínculo es determinante?. La respuesta es afirmativa: el vínculo puede determinar cómo es y será nuestra relación con nuestro perro. Es importante entender que la mayoría de las veces, no se establece de forma inmediata, se va forjando poco a poco desde que empezamos a relacionarnos con él de forma directa.
El vínculo debe ser positivo, es decir la relación entre nosotros y el perro debe ser de cariño, respeto, entendimiento mutuo, empatía, compresión… siendo muy apropiado establecer una base de convivencia en la cual se determinen una serie de aspectos como el lugar donde va a dormir y/o descansar, donde podrá alimentarse, rutina de paseos, momentos de juego etc; debemos enseñarle que conductas no debe realizar, cuales esperamos que sí realice y cuales queremos que aprenda y también una base de obediencia básica, que nos ayude a facilitar la enseñanza de los puntos mencionados anteriormente.
En este punto, partimos de la siguiente premisa: ¿puede ser negativo el vínculo y desencadenar problemas comunicativos, de conducta, emocionales e incluso de salud?. La respuesta es sí y por este motivo es nuestro deber prevenir que esto ocurra. Si os estáis preguntando cómo, me gustaría decir que haciendo hincapié en los aspectos anteriores y por supuesto, en dedicarle tiempo a vuestro perro.
A continuación, os mostraré diversas formas de fortalecer y mejorar el vínculo con vuestro perro de una forma enriquecedora por ambas partes y que os ayudará a ambos a establecer una conexión única y especial que si se cuida y mantiene puede durar toda la vida; esta conexión es mágica, ya que se comparten experiencias emocionales muy intensas, que literalmente pueden llevarnos a alcanzar sentimientos indescriptibles.
- El juego: Es una forma maravillosa de estrechar lazos con nuestro perro, además de también divertirnos, aprender acerca de sus estados emocionales, su grado de energía y excitación, siendo este último importante ya que debemos enseñarle a gestionarlo adecuadamente para evitar que aparezcan problemas de conducta. Gracias al juego no solo conseguimos mejorar el vínculo, sino que también aprendemos a empatizar con ellos, comunicarnos mejor y trabajar el respeto mutuo.
- Los paseos por la naturaleza: con ellos podemos comprobar como es nuestro vínculo. Un perro con un buen vínculo nos prestará atención, buscará la interacción y manifestará alegría hacía nosotros, en cambio, un perro que no tiene un buen vínculo tratará de alejarse de nosotros, sin confundir algunas conductas naturales como la persecución de otros animales. No obedecerá ni tratará de interaccionar y tratará de evitar incluso el contacto. Dar paseos nos da la oportunidad de observar a nuestro perro en un medio natural, viendo como comparte su instinto con nosotros a la vez, que nos muestra lealtad, fidelidad, amor, felicidad y una amplia gama de emociones.
- Miradas silenciosas: esta es una forma que descubrí yo misma y que quería compartir con vosotros, siempre se debe hacer cuando el perro esté tranquilo y cuando conozcamos muy bien su temperamento ya que algunos perros, no toleran bien las miradas o se sienten incómodos. Debemos buscar una zona tranquila y progresivamente quedarnos mirándonos en silencio el uno al otro, si la conexión es intensa podrás observar más allá de sus ojos e incluso, observar como busca también contacto físico como apoyar sus patas o mostrar señales de calma como lamerte la cara o las manos.
- Realizar disciplinas caninas: esta forma no solo es bonita, sino que además aporta múltiples beneficios, ya sea a nivel recreativo o competitivo. En ellas se trabajan la compenetración, la coordinación, la comunicación verbal y no verbal, la concentración, la gestión emocional y energética etc. Gracias a esto logramos fortalecer el vínculo, divertirnos al lado de nuestro perro, compartir experiencias que generan motivación en ambos, emociones positivas y por supuesto, mejorar también la condición y forma física.
- Muestras afectivas: esta es quizá una de las mejores, porque tanto nuestro perro como nosotros tenemos la oportunidad de compartir momentos agradables y placenteros como por ejemplo una sesión de caricias y rascados de barriga, abrazos de duración variable, miradas expresivas entre infinidad de emociones, esta forma no solo mejora nuestra relación con el perro sino también fortalece e intensifica el vínculo y hace que la conexión sea más especial.
Llegamos al momento de pensar en las cuestiones complicadas, como qué hacer cuando el vínculo es inexistente, se ha roto o es escaso, en estos casos, como propietaria de una perrita y trabajadora del sector, os aconsejo buscar la ayuda de un adiestrador canino y en casos muy serios, la ayuda de un etólogo.
Para finalizar, me gustaría contaros dos experiencias muy bonitas, mágicas y que probablemente os dejen con la piel de gallina o incluso, os emocionen tanto como a mí, me gustaría decir que lo que sentí fue muy intenso y casi indescriptible, a la vez que especial.
Jazz, una conexión muy especial.
Quiero compartir esta experiencia con vosotros, para que veáis hasta donde puede llegar el vínculo con un perro. Jazz es un perro increíble. Un día frío, gris y lluvioso fui a buscarle para comenzar nuestra sesión de paseo, subí las escaleras corriendo y abrí la puerta con muchas ganas de verlo y cruzamos miradas. Le doy unas caricias y me mira con ojos brillantes, se sienta y le coloco el collar y la correa, según salimos a la calle comienza a llover con fuerza y nos empapamos, hizo un pis rápido y decidí continuar la sesión en casa, nos sentamos en el sofá, y me miró fijamente, le abracé con los ojos cerrados y emitió gruñiditos de gusto. Os puedo asegurar, que lo que sentí fue increíble, mágico y muy intenso. Siempre le estaré agradecida a Susi, por aparecer en mí camino. Ellos han sido un regalo del destino.
Duna, un vínculo que se sale de la norma.
Es una de las experiencias más bonitas que he podido vivir con mi perra. Todo comenzó una tarde tranquila en la que me encontraba en mi habitación, de repente Duna asoma su cabeza por la puerta y entra decidida hacía mí, en ese momento la miré y la pedí que subiera a la cama, se tumbó y me tumbé frente a ella, mirándola sin mediar palabra. Estuve dándole mimos y caricias y con el corazón en la mano, puedo asegurar que sentí pura magia y una paz enorme, tanto es así que sin darnos cuenta tanto mi perra como yo cerramos los ojos y permanecimos así un buen rato, hasta que despacio se bajó y se fue de mi habitación.